10 de agosto de 2012

Lo que se va ya no vuelve.

Supongo que hoy es uno de esos días en los que te da por ponerte a recordar cosas que no debes, momentos que siempre has querido olvidar pero que en el fondo de tu corazón sabes que no lo has conseguido, una foto de aquel verano, o aquel abrazo en el peor momento de todos; Tal vez todo termina en ese recuerdo, un pensamiento conduce a otro hasta que finalmente tu subconsciente te conduce a ello, a todos nos ha pasado.
La confianza que mil veces han traicionado, los para siempre que nadie recuerda, los amigos que se fueron sin dar explicación alguna, o los te quiero que ya no se toman tan en serio.
Dicen que crecer es empezar a asimilar que las cosas no siempre salen como uno quiere o merece, que siempre habrán lágrimas que no merezcas derramar, y cosas que no son precisamente justas.
Que aquella bonita infancia se fue para no volver, la amistad se rompe y te resquebraja por dentro, que las mentiras siempre salen a la luz, y cuando las descubres todo duele más todavía, cuando pierdes a alguien te das cuenta demasiado tarde, tan tarde que ya no puedes hacer nada y no tienes más remedio que resignarte; La persona que menos te imaginas puede llegar a fallarte de la manera más rastrera de todas, y lo peor es que esa persona puede ser la misma que hace no tanto tiempo te decía que siempre podrías contar con ella, pero está claro que ese tipo de promesas ya no cuentan lo mismo, porque después de todo puede verte por la calle y girar la cara, como si fuerais dos personas que nunca antes se han visto, cuando no son más que dos personas que han vivido mucho, pero que prefieren olvidarlo.

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