25 de abril de 2012

Llámalo como quieras.


Tú puedes llamarlo crítica social, pero yo lo llamo realidad:
En la televisión, en la radio, en los periódicos, en la boca de las personas, hasta en la revistas del corazón, es siempre lo mismo: Crisis, problemas, recortes, muertes, pero para mi lo más adecuado sería decir que todo esto se cae a pedazos, y no podemos hacer nada, o a veces incluso, no nos dejan hacer nada.
Todo esto es increíble, parece mentira que se nos haya olvidado que somos humanos.
Desaparecen niños, después de una interminable y dolorosa búsqueda se descubre que su propio padre acabó con su vida, un adolescente asesina a su novia y no le hacen nada porque es menor, claro, es que era tonto, no sabe que a la gente no hay que matarla, venga, por amor de dios... Menuda ridiculez.
Recortes, tijeretazos, disminución de derechos, ahora quieren cobrar las ambulancias que las personas mayores emplean para acudir al centro de salud para por ejemplo, hacerse una diálisis, y como no, también tienen que pagar los medicamentos de los cuales depende su bienestar, no me cabe en la cabeza, esto es indignante, no sé como no se dan cuenta que con la porquería de pensiones que reciben, muchos no pueden ni vivir como corresponde, de nada les sirve haber trabajado toda la vida para el gobierno, haber consumido y haber pagado sus impuestos cada año, para que al final, los acaben tratando de forma disimulada como escoria.
He podido comprobar personalmente como se pueden meter las dos manos en una grieta de un instituto público, en el que más de 600 alumnos se intentan labrar un futuro mejor; Las críticas sobre el fracaso escolar español caen como losas pesadas, pero es que tampoco hay infraestructuras, no hay nada más extraño que entrar a un barracón de obra que hace función de clase y que en unos pocos metros cuadrados tengan que caber más de 25 alumnos, y que encima quieran aumentar el número, no se puede pagar la sustitución de un docente que está de baja, las becas son casi inalcanzables, por la sencilla razón de que todos hemos pagado justos por pecadores, así no se puede pretender que todos seamos ingenieros, médicos o abogados, haremos la función que sea con tal de dar de comer a nuestras familias.
En el tiempo que tú has llegado a leer hasta aquí se ha desahuciado una familia en España, o posiblemente dos, se hace concretamente cada tres minutos, los echan a la calle como si nada, con una mano delante y otra detrás, con niños pequeños a los que mantener, sin un euro en los bolsillos y sin un techo donde estar, en un país del primer mundo, con un "estado de bienestar" cinco millones de parados y subiendo, millones de familias rompiéndose la cabeza, pensando:
¿Qué comemos mañana?
Parece mentira, pero no lo es, desgraciadamente.
Y lo peor es que esto va a más, y nosotros no podemos hacer nada, los que pueden actuar por nosotros, no mueven un dedo, y si lo hacen, tocan una tecla equivocada.
Cuando intentamos defender lo nuestro, reivindicar, cambiar las cosas... ¿Cual es la consecuencia? Palizas, golpes, reproches, por "radicales".
Yo no soy radical, solo quiero defender lo que es mío, vivir como se debe.
¿Y tú, que piensas?

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