17 de agosto de 2015
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No sólo se tiembla de frío. No sólo llueve en la tierra.
El hormiguero que tengo dentro ha salido. Y no sabe hacia dónde ir, no sabe dónde esconderse de toda esta guerra que no ha hecho otra cosa que mutilar todas y cada una de mis ilusiones.
Me quedo con todas estas preguntas, con todas estas dudas y sin acabar de entender por qué exactamente.
"¿Te han fallado, verdad?" No, ojalá. Me han roto por dentro.
Creo que fuisteis todos. Pero creo que también fui yo, porque no supe cómo impedirlo, porque aprendí a confiar ciegamente.
Está roto. Todo está roto.
24 de agosto de 2014
Los lunares de sus párpados.
Lo mejor de todo esto es que en realidad seguimos siendo los mismos niños que se conocieron en un laboratorio de química.
Nos seguimos amando como se amaban aquellos adolescentes que temblaban al pasar por los pasillos y rozarse sus manos.
Gracias por crecer a mi lado, por darme la mano en momentos muy difíciles, porque aunque en este tiempo, de cierta manera hayamos cambiado las miradas por las pantallas, siempre te he sentido cerca. El tacto de tus manos es inconfundible.
"Porque los huecos entre los dedos se hicieron para que alguien los llenara". Y tú has llenado mi vida.
Es increíble comprobar cómo después de tanto tiempo aún puedo mirarte y saber lo que piensas, y aún miro tu sonrisa y para mí sigue siendo el paisaje más maravilloso que existe.
Por aparecer en mi vida un día cualquiera, con tus lunares en los párpados y tus tímidas sonrisas. Porque eres el antes y después de mi vida, porque te amo, porque te amo con toda mi alma y me encanta hacerlo.
Porque cuando digo que te quiero a mi lado para siempre, lo digo de verdad.
Si pudiera pedir un deseo sólo pediría que todos nuestros planes se cumplan, uno a uno, año tras año y siempre juntos.
17 de julio de 2013
30 de junio de 2013
El temor más profundo.
Odio pagar con la gente más quiero lo que siento, odio decir cosas que ni siquiera pienso, odio olvidar que no debo bajar nunca la mirada.
Haciendo el camino con el semblante serio, tratando de deshacerme de la sensación de culpabilidad cuando echo la mirada atrás, pero lo cierto es que no tengo remedio. Trato de olvidar, de mentirme aunque sólo sea para no hacerme tanto daño, quiero pensar que no me ha fallado tanta gente y pensar que no me he convertido en lo que siempre odié.
Cada día me propongo ser mejor persona, y luchar, aunque a veces prefiera descansar, eso junto con miles de metas más, metas que espero ansiosa, quizá porque son la salida, la salida de los disturbios de mi mente, mi peor enemiga.
Ella me cuenta los detalles de las cosas que nunca quise vivir, me trae imágenes de personas que perdí, me grita lo que me destroza escuchar y se ríe de mí sembrando cada día una duda más.
Al fin y al cabo tus intenciones no importarán, no importará lo bien que quieras hacerlo, un día te levantas y tienes que sumar un error más a la eterna lista.
Terminar por no ser lo que siempre he querido ser, ese es mi temor más profundo.
Detesto quedarme sola, detesto escuchar sólo la voz de mi cabeza repitiendo una vez más esas palabras, haciendo preguntas que no puedo responder, mostrando un reloj que no puedo retroceder, tocando justo en el punto de destrucción total.