Hay momentos en la vida en que los caminos se separan, y hay que ser fuerte y seguir adelante, hay que aprender a decir adiós, aceptar nuestros errores, que un día llegarán para hacernos más fuertes, darle gracias a la vida por este tiempo, por haber conocido a la gente más grande para nosotros. A veces cuando crees que todo acabó, que ya no queda nada, no es así, aún queda mucho camino por recorrer y muchas espinas que clavarse en la planta de los pies.
Y entonces... Después de todo, es una opción u otra, un lado u otro, derecha o izquierda, más o menos, la cuestión es que toca elegir, escuchar la voz del corazón, buscar la felicidad de un loco corazón lleno de miedo, un corazón pequeño, encogido, y sin sueños, por la ausencia de una estabilidad y tranquilidad, unos factores que se esfumaron, por un motivo o por otro, ya no están, el tiempo pasa, el corazón se vacía, se hace duro, duro como una piedra, pero hasta las piedras más resistentes no siguen durante todo el camino, recuerda las lágrimas de los lamentos, las penas, las contracorrientes de la vida, y comprueba que te partes en dos, que crujes como una de esas hojas que hay tiradas en un parque durante el otoño, pisadas y despedazadas por quizás los no tan inocentes pies de aquellos niños, no siempre es fácil seguir, nadie dijo que lo fuera, y si alguien en la historia de este mundo azul lo hizo, está claro, muy claro que mintió. El tiempo pasa, y a cada paso del mismo es una lágrima, escondida tras miles de sonrisas, un error entre miles de decisiones acertadas, una persona querida que se va, que parte de nuestro lado, que añoramos, pero que quizás no volvamos a ver el blanco mate de su sonrisa, en ese caso, solo queda valorar la situación, o dejar a un lado todo, y tratar de que las risas puedan a los llantos, encerrar las lágrimas en una caja de sueños impermeable, echar el miedo fuera del cuerpo, y convertirlo en magnético, el un fuerte y magnético cuerpo que abrace a la gente que de verdad merece la pena, esa que nos dice que todo saldrá bien, aunque sea mentira, lo dicen, y si por ellos fuera, darían un vuelco al mundo para juntar el norte con el sud y romper las lágrimas.
Y entonces, toca recordar solo dos palabras que debieron decirnos al menos una vez en nuestra vida: "SE FUERTE"
Me gustaría recomendarte también la lectura de esta otra entrada de mi blog: Siempre estarás.
Y entonces... Después de todo, es una opción u otra, un lado u otro, derecha o izquierda, más o menos, la cuestión es que toca elegir, escuchar la voz del corazón, buscar la felicidad de un loco corazón lleno de miedo, un corazón pequeño, encogido, y sin sueños, por la ausencia de una estabilidad y tranquilidad, unos factores que se esfumaron, por un motivo o por otro, ya no están, el tiempo pasa, el corazón se vacía, se hace duro, duro como una piedra, pero hasta las piedras más resistentes no siguen durante todo el camino, recuerda las lágrimas de los lamentos, las penas, las contracorrientes de la vida, y comprueba que te partes en dos, que crujes como una de esas hojas que hay tiradas en un parque durante el otoño, pisadas y despedazadas por quizás los no tan inocentes pies de aquellos niños, no siempre es fácil seguir, nadie dijo que lo fuera, y si alguien en la historia de este mundo azul lo hizo, está claro, muy claro que mintió. El tiempo pasa, y a cada paso del mismo es una lágrima, escondida tras miles de sonrisas, un error entre miles de decisiones acertadas, una persona querida que se va, que parte de nuestro lado, que añoramos, pero que quizás no volvamos a ver el blanco mate de su sonrisa, en ese caso, solo queda valorar la situación, o dejar a un lado todo, y tratar de que las risas puedan a los llantos, encerrar las lágrimas en una caja de sueños impermeable, echar el miedo fuera del cuerpo, y convertirlo en magnético, el un fuerte y magnético cuerpo que abrace a la gente que de verdad merece la pena, esa que nos dice que todo saldrá bien, aunque sea mentira, lo dicen, y si por ellos fuera, darían un vuelco al mundo para juntar el norte con el sud y romper las lágrimas.
Y entonces, toca recordar solo dos palabras que debieron decirnos al menos una vez en nuestra vida: "SE FUERTE"
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